miércoles, 17 de junio de 2020

COVID19-DONACION DE PLASMA

 
 
(INFORMACION ADQUIRIDA DE ACCESS MEDICINA)
 
Un coronavirus que no había sido identificado antes, denominado en forma provisional 2019-nCoV (un acrónimo de 2019 novel coronavirus) y después renombrado coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2, severe acute respiratory syndrome coronavirus 2), surgió en el centro de China en diciembre de 2019. La enfermedad causada por este virus se ha llamado COVID-19 (una sigla de coronavirus disease 2019). El virus infeccioso afectó de manera inicial a individuos en la ciudad de Wuhan, sobre todo a personas que trabajaban o frecuentaban ciertos mercados de animales. Al principio, se pensaba que el virus se propagaba desde los animales (quizá murciélagos o pangolines) a las personas; sin embargo, pronto comenzaron a identificarse personas afectadas que no habían estado expuestas a mercados de animales, lo que indicaba que ocurría transmisión de persona a persona. Además, algunos estudios indican que el virus permanece estable durante varias horas o días en aerosoles y en superficies; por tanto, las personas pueden adquirir el virus a través del aire o después de tocar objetos contaminados. Debido a las numerosas incógnitas sobre este nuevo coronavirus y la rapidez con que sucede su propagación, los profesionales de la salud y los epidemiólogos están muy preocupados. El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró que COVID-19 era una urgencia sanitaria mundial y el 11 de marzo de 2020 anunció oficialmente que COVID-19 es una pandemia (epidemia mundial).
 
Los coronavirus comprenden un grupo principal de virus de animales comunes que típicamente infecta a mamíferos y aves. El nombre coronavirus (latín corona, que significa corona o una apariencia de halo) proviene de la forma del virus cuando se lo observa con el microscopio electrónico. Se ha determinado que menos de 10 coronavirus causan enfermedades en humanos; sin embargo, en el siglo XXI, algunos coronavirus emergentes causaron enfermedades graves y contagiosas, en especial neumonía u otras enfermedades respiratorias. Dos de las enfermedades por coronavirus más importantes son el síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que se informó de manera inicial en Asia en 2003 y afectó a más de 8000 personas (con 774 muertes) y el síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), que se informó por primera vez en Arabia Saudita en 2012 y afectó a más de 2500 personas (incluidas al menos 860 muertes).
A fines de marzo de 2020, el COVID-19 ya se confirmó en más de 470 000 personas en todo el mundo, y ya fallecieron alrededor de 21 000 personas. Más de 81 000 personas se infectaron en China, con más de 3200 muertes. Sin embargo, como resultado de las cuarentenas y las restricciones del movimiento personal, el ritmo de la infección en China se redujo en forma drástica. Para mala fortuna, a raíz de la facilidad y rapidez de los viajes aéreos, se han reportado más de 390 000 casos (incluidas más de 18 000 muertes) en más de 160 países (excluida China), entre los que están Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón, Francia y Alemania. También se produjeron brotes importantes en Corea del Sur, Irán, España e Italia. En particular, Italia se ha convertido en el país más afectado fuera de China, con más de 74 000 casos y 7500 muertes (que sobrepasa al total de óbitos por COVID-19 en China). El número de decesos en España (más de 3600 muertes) también ya superó el número de muertes en China. Además, el ritmo de las nuevas infecciones por coronavirus en Estados Unidos, sobre todo en la Ciudad de Nueva York, ha ido en aumento. Como resultado, muchos países han ordenado cierres de seguridad y cerrado sus fronteras, y se alienta a las personas (en particular a las personas con mayor riesgo, como las personas de edad avanzada) a la cuarentena. En estos momentos se implementan medidas urgentes en Estados Unidos, en toda Europa y en otros lugares en un intento por detener el ritmo de propagación del virus por parte de la comunidad. Además, se han detectado brotes en varios cruceros, lo que genera serias dificultades logísticas. Es importante destacar que varias aerolíneas ya suspendieron de manera temporal todos los vuelos a China y otras áreas con índices altos de infección debido al brote de coronavirus. En general, las aerolíneas están adoptando una serie de medidas para prevenir la propagación de la enfermedad mortal.
Las personas infectadas por COVID-19 muestran un amplio espectro de síntomas, que van desde una enfermedad leve similar al resfriado o la gripe hasta una dificultad respiratoria grave e incluso la muerte. Los síntomas típicos incluyen tos, fiebre, acortamiento de la respiración y dificultades para respirar. Aunque son necesarias más determinaciones, los síntomas han aparecido en tan solo 2 días o hasta 14 días después de la exposición al coronavirus. Este rango es similar al que se observa con el periodo de incubación de los virus MERS; sin embargo, el COVID-19 es diferente del coronavirus que causa MERS o SARS. A pesar de esto, los análisis genéticos preliminares sugieren que el nuevo virus surgió de un virus relacionado con el SARS.
La posibilidad de contraer el COVID-19 es baja para las personas que no están ubicadas en un área donde se experimenta propagación del COVID-19, o para aquellos que no han viajado desde una de dichas áreas o no han estado en contacto cercano con alguien que se siente mal. El riesgo se vuelve más grave para aquellos que se encuentran en un área donde se experimenta un brote del COVID-19; dichas personas deben seguir los consejos emitidos por las autoridades sanitarias nacionales y locales. Aunque el COVID-19 sólo causa una enfermedad leve en la mayoría de las personas, el virus puede enfermar de gravedad a algunos individuos y en un porcentaje menor de casos, la enfermedad es fatal. Las personas mayores y aquéllas con afecciones médicas preexistentes (como presión arterial alta, problemas cardiacos o diabetes) parecen ser más vulnerables. Las recomendaciones estándar para prevenir la propagación de la infección incluyen lavarse las manos con regularidad y cubrirse la boca y la nariz al toser y estornudar. También es importante evitar el contacto cercano con cualquier persona que presente síntomas de enfermedades respiratorias, en especial tos y estornudos.
En la actualidad no existe una vacuna ni tratamiento antiviral específico para prevenir o tratar la infección por el COVID-19. La única metodología probada para prevenir la infección es evitar la exposición al virus; por tanto, las personas no infectadas (a excepción de los profesionales de la salud con la protección debida) deben evitar el contacto con personas afectadas. En general, las personas infectadas por COVID-19 deben recibir un tratamiento de apoyo en función de su presentación clínica, es decir, para ayudar a aliviar los síntomas en casos relativamente leves o para garantizar la función respiratoria en los casos más graves.
 
 
 
 
 
Si se ha recuperado completamente del COVID-19, usted puede ayudar a los pacientes que actualmente luchan contra la infección donando su plasma. Ya que usted tuvo esta infección, su plasma ahora contiene anticuerpos del COVID-19. Estos anticuerpos proporcionaron una forma para que su sistema inmunológico combatiera el virus cuando estaba enfermo. Por esta razón, su plasma podría usarse para ayudar a otros a combatir la enfermedad.
 
 

¿Qué es el plasma convaleciente?

El plasma convaleciente es la parte líquida de la sangre que se recolecta de los pacientes que se han recuperado de la nueva enfermedad del coronavirus, COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2. Los pacientes con el COVID-19 desarrollan anticuerpos en la sangre contra el virus. Los anticuerpos son proteínas que pueden ayudar a combatir la infección. Se está investigando el plasma convaleciente para el tratamiento del COVID-19 porque no existe un tratamiento aprobado para esta enfermedad y hay información que sugiere que puede ayudar a algunos pacientes a recuperarse del COVID-19.